Y tú encoges con cada palabra. Pidiéndole perdón por cada beso que has dado. Por cada beso que no le has dado a él.
_A veces te miro. _dije.
_¿Y qué ves?_murmuró.
_Nada. _contesté.
No quise decirle que le veía a él. Y que eso, para mí, era mucho más que suficiente.
Dime que es mentira todo.