sábado, 31 de julio de 2010

Take my time.

Y me da vergüenza. Me da vergüenza confesarte que mi cama no tiene sentido sin ti. Me da vergüenza necesitarte demasiado o no quererte lo suficiente. Hasta me avergüenza decirte que quiero que te quedes a mi lado para siempre.




_Quédate conmigo._susurré.
Me miró como si no supiera cómo reaccionar. Como si la cabeza le gritase que no debía, que ya me había hecho daño suficiente y el corazón le exigiese quererme un poco más.
_¿Estás segura?
Me acerqué a él con la mirada fija en el suelo. Le cogí las manos y besé una de ellas mientras una lágrima me resbalaba por la mejilla. Levanté la mirada y comprobé que me miraba con ternura y compasión. Mi corazón latía tranquilo, con la seguridad de que lo hacía en el lugar que le corresponde. Junto al suyo. Le besé mientras cerraba los ojos con fuerza intentando memorizar cada sensación. Como si fuera la última vez. Sin saber que era la última vez.



Que te necesito.

lunes, 26 de julio de 2010

P from princess.

Pasar una última noche contigo. Volviéndome loca. Queriéndonos tanto como antes. Haciendo lo imposible. Queriéndonos incluso más que antes.





_Ahórrate el "
te lo advertí". Tenías razón. No debí fiarme de él, lo hice y me ha echo daño. Toda la culpa es mía. Lo sé.
Solté todo de golpe. Escupía las palabras. Me ardían en la garganta. Yo esperaba una mirada de superioridad mezclada con un ligero atisbo de compasión pero en lugar de eso me encontré con sus ojos llenos de arrepentimiento.
_Yo...yo nunca quise que esto pasara. Nunca quise que te hiciera daño.
Me sorprendí.
_Eso ya lo sé.
Levanté una mano para acariciarle la cara y él apartó el rostro. Me di cuenta de que lloraba.
_¿Qué...qué ocurre?_pregunté.
Él no contestó, se limitó a respirar de forma irregular, intentando contener las lágrimas. Empecé a preocuparme.
_¿Pero me quieres decir qué te pasa? Me estás asustando...
Le obligué a mirarme a los ojos. Me asusté aún más. Su mirada reflejaba un dolor inimaginable.
_En el fondo, quería que sucediese esto. Que te sucediese esto.
Todo mi cuerpo se paralizó. Los restos de mi corazón se congelaban por momentos.
_¿Qué?
_Necesitaba que esto ocurriese.
_¿Me estás diciendo que necesitabas que me hicieran daño? ¿Es eso?
Sus ojos se abrieron un poco más.
_¡No! Por supuesto que no.
_¿Entonces? No te entiendo.
_Necesitaba que te dieses cuenta de que él no es para ti. Nunca lo fue, aunque tú te empeñases en negarlo y mirar hacia otro lado.
Silencio.
_Por favor...
Me sujetó la cara con las manos.
_Yo nunca...nunca te haría daño._susurró.
Sentí su aliento en la cara. Cerré los ojos y por un momento casi olvidé que fue él el que me destrozó sin piedad meses atrás. El que llevo tatuado a fuego en la piel. El que necesito más que a nadie.




Quizás sí te necesite.

lunes, 19 de julio de 2010

Remember (me).

Me planteo quererle hasta que las fuerzas me flaqueen o hasta que él decida arrebatarme todo atisbo de esperanza que quede en mi. Creo que no es consciente de que él es todo lo especial que hay en mí. Me torturan los segundos que transcurren entre nosotros. Me tortura cada respiración que no siento a su lado. Me come la angustia cuando veo la realidad tal como es. Cuando le veo a mil años luz.



_No me fío de él.
Puse los ojos en blanco.
_¿Otra vez con lo mismo? Soy yo la que tengo que fiarme de él. No tú.
Me sujetó la mano con fuerza, casi con rabia.
_Olvídate de él ahora que puedes.
Arqueé una ceja.
_¿Que me olvide de él?
Me miró.
_¿Cómo?_murmuré.
_Por favor..._suplicó.
_¿Cómo? Explícame cómo hacerlo y te juro que lo haré. Explícame cómo arrancarle de mí, de mis entrañas y de mis recuerdos y me desharé de él lo antes posible.
Entonces me abrazó. Un abrazo de súplica, de lamento. Un abrazo de estoy aquí, contigo.



Se me rompe el corazón.

sábado, 17 de julio de 2010

Stay.

Decirte que se me colorean los latidos cuando me miras. Que el cielo es más azul cuando lo observo pegada ti. Que hasta me gusta cuando llueve y las gotas se enredan en tu pelo. Que no hay nada más bonito que ver cómo te desperezas por la mañana o cómo te cepillas los dientes en mi baño. Que mis uñas no saben ser sin tu espalda. Que se me atragantan los te quieros. Y que, por favor, cambies todos los "No volverá a pasar" por un millón de " Quédate conmigo".

miércoles, 14 de julio de 2010

Faithful.

Quizás sea la ilusión dibujada en mi rostro, o tal vez las ganas que me consumen a cada instante. Hasta puede que sea el miedo que me martillea el pecho a diario. Miedo a necesitar a tus caricias tanto como a ti. Miedo a que todo lo que soy, no sea suficiente.



Me asusté al comprobar lo bien que encajaban mis manos entre las suyas. Él, interpretando mal mi expresión, las retiró.
_Perdona...yo...
Apartó la mirada. Yo me quedé quieta, observando mis manos. Preguntándome por qué demonios parecían estar hechas para descansar entre las suyas. Él buscó mis ojos.
_No quería hacerte sentir incómoda._susurró.
Nuestras miradas se encontraron. La infinita ternura con la que me observaba me hizo temblar. Me acerqué y rocé sus labios con un dedo. Él, como respuesta me abrazó. No sé qué sucedió primero. Que mi corazón se detuviese durante un instante a escuchar sus latidos, o que mi respiración dejase de importar.




Cuarenta. Y cincuenta. Y cien mil.
Todos para ti.

martes, 13 de julio de 2010

Cry, cry, cry.

No tengo ningún problema en admitir que fue el único que consiguió parar el mundo mientras me abrazaba. He despertado con otros, he suspirado, he sonreído. Podría decirse que incluso he enloquecido entre otras sábanas. Sin embargo, nunca, nadie podrá hacerme sentir lo que tú cuando me abrazas. Nadie.



_Cuando lloras pareces tan..._me miró con infinita ternura, atrapó una lágrima que resbalaba por mi mejilla y la deshizo entre sus dedos_...frágil.
Sentí el impulso de salir de allí, de refugiarme en algún lugar lo más alejado posible de él. Al mismo tiempo noté cómo nacía en mí la necesidad de instalarme en sus brazos durante el resto de mis días.
_Nunca he sido frágil._murmuré.
_Nunca te has permitido admitir que lo eres. Son cosas distintas.
Mi corazón notó el golpe. Justo en el blanco. Me llené de rabia.
_Tú me has convertido en esto.
Le devolví el golpe con creces. Esta vez fue a él a quien se le escapó una lágrima. Me besó en la frente, me miró durante un segundo y se marchó.
Con él se fueron ilusiones, esperanzas y todos los latidos que le pertenecían. Con él se fue mi corazón.






Debería ser feliz.

miércoles, 7 de julio de 2010

Stars.

Si el mundo se acabase mañana, sé que no sería la primera a la que llamarías. Es posible que ni te acordases de mí. Yo, sin embargo, pasaría mi últimos latidos queriéndote hasta estallar. Absurdo.



_Sé que no soy importante. Sé que si desapareciese de tu vida mañana, nada cambiaría. Tu vida seguiría exactamente igual que ahora...ya lo sé.
Decía las palabras con rabia, con impotencia. Como si escupiéndolas fuera a aligerar la presión que sentía en el pecho.
Él la miró casi con indiferencia. La presión aumentó.
_Si ya lo sabes ¿por qué te sigues haciendo daño?
Crash. El corazón le estalló en mil lágrimas. Mil más.





Y de repente todo se detuvo.

domingo, 4 de julio de 2010

Words.

Te podría contar cómo se ve el mundo a través de sus ojos. Podría congelar el instante en el que su mirada se posó en mí, destrozándome las defensas sin piedad. Sería perfectamente capaz de deshacerme entre lágrimas mientras te susurro que muero cuando no está. Y sin embargo, nunca, nunca, podría describir la forma que tiene de hacer que todo, absolutamente todo, esté bien. Con una palabra, una sonrisa o simplemente existiendo.




_Podría decirte muchas cosas ¿sabes? Y ninguna se acerca lo más mínimo a explicar todo lo que siento.
Le observé curiosa. Él me sonrió, yo le devolví la sonrisa y me acurruqué más junto a él. Tenía mi nariz pegada a su cuello, inhalando su olor, preguntándome cómo era posible que hubiera vivido todos esos años sin él. Me abrazó con fuerza, apretándome contra su cuerpo. Acercó sus labios a mi oreja y susurró.
_Estaré aquí siempre.
Me estremecí ante sus palabras. Tan reales, tan perfectas, tan...suyas.



Quizás sí me importe.

jueves, 1 de julio de 2010

Divenire.

Los atardeceres pierden su sentido cuando tú los observas. Palidecen, se avergüenzan de su simplicidad, lloran a escondidas por no poder estar a la altura. Se rinden ante ti.
Cuando me observas a mí...el oxígeno que respiro deja de ser...esencial.




_ Es algo tan simple como no volver a dejarlo caer. Protégelo con tu coraza, conviértelo en acero, rompe con toda esa hipotética felicidad.
_Dicho así hasta parece fácil._murmuré.
_Es tan fácil como tú quieres que sea. Simplemente eso.
Me sujetó la cara entre sus manos. Cálidas, seguras, como siempre.
_No me gusta para ti.
Sonreí con amargura.
_Me tiene que gustar a mí, no a ti._respondí.
Me soltó.
_Sólo intento que no te hagan daño.
_Tarde.
Esta vez me sujetó las manos. Sentí un escalofrío en todo el cuerpo.
_Prométeme que no volverás a verle.
Le miré a los ojos.
_No voy a hacer eso.
_¿Por qué? Sabes que la que acabará llorando serás tú. Como siempre.
Casi me reí.
_No me asusta cuánto pueda llorar. Llegué a mi límite contigo.
Apartó la mirada de mí. Seguí hablando.
_No voy a prometerte eso porque no me gusta romper promesas.
_¡Pues no lo hagas!Te lo estoy pidiendo por favor. Hazlo por mí.
Sus últimas palabras se me atragantaron.
_No me obligues a establecer prioridades.
Sonrió con suficiencia.
_Quizás deberías hacerlo...
_Es posible que salgas perdiendo.
Tragó saliva.
_Por ti,por no verte hundida una vez más, créeme que estoy dispuesto a asumir ese riesgo.



No me regales algo, para quitármelo segundos después.
No es justo.