domingo, 28 de febrero de 2010

Wrong.




_¡Dímelo!¡Vamos!
Me mordí la lengua con fuerza. No quería estallar y mucho menos decir algo de lo que me fuera a arrepentir.
Me miró y soltó un gruñido de exasperación. Caminaba de un lado a otro de la habitación mientras yo permanecía sentada en la cama. Aguantando las ganas de ponerme a chillar como una histérica. Aguantando todo lo que había sentido hasta ese momento.
Él pareció serenarse. Se puso de cuclillas frente a mí, mirándome a los ojos.
_Explícame por qué lo haces. Por qué eres así conmigo. _me susurró mientras me rozaba la cara con la mano. _Por favor. No consigo entenderlo.
Parecía a punto de derrumbarse. Mi corazón aflojó un poco. Le devolví la caricia mientras él apoyaba su cabeza en mis rodillas. Le sentí vulnerable.
_Por que no puedo quererte así. ¿No lo entiendes?_murmuré con un hilo de voz.
Pude notar sus lágrimas humedeciendo mi piel. Le levanté la cara sujetando su barbilla con mi dedo índice. Su rostro quedó a centímetros del mío.
_No puedo quererte tanto como para llegar a odiarte. No puedo.



Te equivocas.

jueves, 25 de febrero de 2010

Alone.

Ardo. Me consumo.
Me consumes.



_Lo siento.
_Tarde.
_Yo no... no pretendía herirte...
_No pretendías, no querías, todo lo mismo. Te pierde la intención, como siempre. Deja de fingir que te importa lo que haces, porque sabes tan bien como yo que no es así. No te engañes, no eres una buena persona.

En ese instante miré por última vez a la persona que más había querido en toda mi vida. Por última vez.




Mi vida sin ti.


lunes, 22 de febrero de 2010

Anymore.

It's over.



Me encontró agachada en un rincón, con las lágrimas resbalándome por la cara y temblando descontroladamente. Se arrodilló frente a mi e intentó en vano que le mirase a los ojos.
_Pequeña...
Sentía que el corazón me suplicaba clemencia. Me ardía preguntando el por qué de tanto dolor. Me hice un ovillo en el suelo mientras él intentaba rodearme con los brazos.
_Suéltame_ susurré sin moverme, con un hilo de voz.
Él pareció dudar durante un segundo pero sus brazos permanecieron firmes a mi alrededor.
_No pienso hacerlo.
_¡Suéltame!
Pude sentir su mirada perpleja clavada en mi nuca, poco a poco el férreo abrazo bajo el que me encontraba fue desistiendo, hasta desaparecer por completo casi sin darme cuenta.
Me faltaba el aire, y mientras me comía la rabia, lloré todo lo que mi alma pudo soportar. Aquel día me deshice en mi propio llanto. Me consumí en mi propio error. Un error con nombre y apellidos. Su nombre y apellidos.



Terminarás por darte cuenta.
tarde.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Weakness.

La frecuencia de nuestros besos se mide por la debilidad que sentimos en cada momento el uno por el otro.
Es como una vieja herida mal curada ¿sabes?. De esas que con el más ligero roce vuelven a sangrar.



_Explícamelo. _ me pidió_ Explícamelo, porque de verdad que no lo entiendo.
Tragué saliva y aparté la vista de su mirada inquisitiva. ¿Cómo iba a explicarle lo que ni yo misma entendía?Decidí ganar tiempo.
_¿Qué quieres que te explique?
A él se le hincharon los carrillos y resopló con impaciencia.
_Lo sabes de sobra.
Me sonrojé. Respiré lentamente un par de veces y hablé.
_Es diferente ahora ¿sabes? Antes sentía que mi corazón iba a estallar cuando me mirabas. Antes me fallaban las fuerzas cuando me sonreías abiertamente y me susurrabas que me querías...Ahora...
_¿Ahora ya no te pasa eso?
Levanté la mirada del suelo y pude comprobar que sonreía con tristeza.
_Me sigue hirviendo la sangre cuando veo cosas que no me gustan y, sí, tal vez siga sucumbiendo ante ti en ciertos momentos de debilidad pero no es lo mismo. Nunca más lo será. ¿Entiendes?
Asintió y volvió a esbozar una sonrisa triste. Me abrazó con fuerza, como siempre, y me susurró al oído.
_Me alegro de que....al menos tú hayas conseguido pasar página.
Allí, refugiada entre sus brazos, las fuerzas me fallaron una vez más. Cerré los ojos y recé para que la herida no volviera a abrirse.
Me aparté un poco, lo suficiente para mirarle a los ojos, a tan solo unos centímetros de distancia. Ocurrió en una décima de segundo. Mientras me rompía por enésima vez, me di cuenta de que no era la herida lo que volvía a sangrar. Era yo la que nunca había dejado de desangrarme por él.




Terminará
Aunque no queramos creerlo.

viernes, 12 de febrero de 2010

Stop.



¿Qué haces cuando la persona responsable de que tu corazón siga latiendo es también el que lo destroza sin compasión?







_¿No te parece divertido?
_¿El qué?
_Que tú te mueras por ella y yo dé mi vida por ti.




Si dijera todo lo que pienso...

lunes, 8 de febrero de 2010

15.



_¿Se puede saber que te pasa hoy?_ preguntó extrañado.
La pregunta me cogió por sorpresa.
_¿Por qué lo dices?
Arqueó una ceja mientras me observaba. Yo me quedé quieta, limitándome a mirarle con curiosidad.
_Estás...diferente. No sé. Sonríes todo el rato, como si no pudieras evitarlo. Hacía tiempo que no te veía así. ¿Ha pasado algo?_ me preguntó mientras acercaba sus manos a las mías.
No supe qué contestar. El silencio se adueñó de mi mirada, que se negaba a encontrarse con la suya.
Él me apretó las manos, como instándome a que hablase.
Alcé la mirada hacia él, que me observaba preocupado.
_¿Qué tiene de raro que sonría?
Mi pregunta le descolocó.
_Nada, supongo. Pero hacía mucho...muchísimo tiempo que no veía esa sonrisa. Y tengo que admitir que hasta hoy no me había dado cuenta de cuánto la echaba de menos.
Me sonrió tímidamente. A mí se me encogió el estómago y todo rastro de alegría desapareció de mi rostro. Tragué saliva y con ella un poco de la rabia que empezaba a latirme dentro.
_¿Intentas decirme que la persona que hizo que desapareciera durante tanto tiempo, ahora la echa de menos?
Él me soltó las manos poco a poco, dejándolas caer sobre mi regazo. Su expresión cambió por completo,
_Yo...nunca...nunca quise hacerte daño. _susurró.
Le miré con indiferencia.
_Ni yo quererte como lo hice. ¿Quieres saber por qué sonrío? _notaba el calor de mis latidos en las sienes_ Sonrío por que no quedan lágrimas. Por que después de tanto tiempo, por fin puedo imaginar un futuro que no seas tú. Se me escapa la sonrisa... por que que ya no vives en mí.
Me ardía la rabia dentro, me ardía casi tanto como las ganas de que sintiera una mínima parte de lo que yo sentía, casi tanto como mi capacidad de mentirle a la cara sólo por herirle.





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desde entonces.

martes, 2 de febrero de 2010

White flag.



No sé si sabes que ya no se me ocurre cómo quererte.
Lo he hecho con rabia, con angustia, con fuerza, con miedo, casi por rutina, con cada palabra que he escrito para ti. Y ahora ya no se me ocurre cómo.
O tú me has quitado las ganas de hacerlo o yo estoy a punto de rendirme.
¿Sabes? No sé cual de las dos opciones duele más.





Sinceramente...no lo sé.