martes, 30 de agosto de 2011

Your sin.

En solo un segundo todo tu mundo vuelve a girar sobre su eje. De repente todo encaja; un día cualquiera (un lunes, o quizás un viernes), sin previo aviso, te das cuenta de que es él.
Él es tu escondite secreto, donde te ocultas del mundo, donde todo es tan fácil como tú quieres que sea. Él es lo que permanece siempre. Es tu coartada. Él es quien sopla cuando el aire empieza (simplemente empieza) a ser escaso. También es a quien recurres cuando todo está mal o cuando sientes que la cabeza te va a estallar. En un suspiro te das cuenta de que él es tu chaleco salvavidas.





_Empiezo a ahogarme. _susurró.
_Hace mucho tiempo me ofrecí a respirar por ti._ dije con un hilo de voz.
Me sonrió y se acercó a mi. Me sujetó por la cintura. Me desasí de él en ese mismo instante.
_He dicho "hace mucho tiempo". Creí que iba a ser capaz de ponerte el mundo a tus pies toda la vida. Es obvio que me equivoqué.
Le dejé allí con el corazón roto. No me dolió. Él mío todavía sangraba rabia.




Todo por no ahogarte.


martes, 23 de agosto de 2011

No one cares.

Un gran amigo me dijo una vez, que sólo hay dos cosas importantes en la vida. Una es ser feliz. La otra es ser capaz de dormir tranquilo. Hoy he llegado a una conclusión. Puedo contar con los dedos de una mano las veces que he sentido algo parecido a una felicidad completa, pura y perfecta. Una felicidad que sólo decidía asomarse a mis mañanas cuando tu aliento rozaba mi cuello. Una felicidad que te necesita desesperadamente para salir de su escondite. También son escasas las ocasiones en las que puedo conciliar el sueño y ésas son las que he podido compartir contigo. Hoy he llegado a una conclusión. Una conclusión tan evidente como dolorosa. Tan simple como imposible. Que lo más importante de mi vida, eres tú.


_Piensas en mí.
En su cara se dibujó una mueca de suficiencia total y absoluta.
_¿Qué has dicho?_mi voz sonó fría. Congelada.
_Cuando estás con él. Sé que piensas en mí. Cuando te acaricia, cuando te coge de la mano...
_Cállate. _espeté. No podía creer que estuviera diciendo aquello. Sentí que me llenaba de ira a la vez que me flaqueaban las fuerzas.
_Dime que no es cierto. Dime que no piensas en mí cuando te revuelcas con él. ¡Vamos!
Cuando le miré, pude verle respirar de forma irregular, casi violentamente.
No quise mentir. Tampoco decir la verdad. Opté por el silencio. El mismo silencio que me ahogaba cada mañana al despertarme y no escuchar a su corazón latir en mi colchón.



Esperar lo imposible.

jueves, 18 de agosto de 2011

Air.

Le siento aquí conmigo. Tan cerca como le sentí la última vez. Respirando sobre mis pómulos y sonriéndome escondido detrás de un beso que se me antojó perfecto. Ahora le espero ¿sabes?. No puedo evitar quedarme sentada, contando cada latido que queda para que sus ojos dibujen mi silueta una y otra vez.



_No quiero hacerte daño._murmuró.
Le acaricié la cara con dulzura.
_No lo hagas._ durante un segundo me quedé sin aliento, enseguida corregí_ No lo harás.
Apartó mi mano de su rostro y me quedé muy quieta frente a él.



Lo bonito de tu calor contra mi helada.

sábado, 6 de agosto de 2011

To the sea.

Volvió. No para quedarse. No para susurrarme que solo me necesita a mí o para prometerme que nos queda una eternidad juntos. No. No es su estilo. Nunca lo ha sido. Volvió para recordarte lo infinitamente bien que encajan sus labios con los tuyos. Volvió para demostrarte que es capaz de hundir tus defensas. Volvió porque quiso. No porque te quiera.



_¿Cómo quieres que te crea?_susurré.
_No te estoy mintiendo. Eso debería ser más que suficiente.
Sujetó mi mano y luego mi rostro. Su mirada se cruzó con la mía y un escalofrío me recorrió el cuerpo. Demasiado tarde.
_¿Sabes? Ese es el problema. Que no lo es.
Huí.






No me hace(s) bien.

martes, 2 de agosto de 2011

Lasts in love.

Tienes claro qué harás cuando le veas. Le dejarás claro quien es él y quien eres tú. Que no le necesitas. Que no le echas de menos cada vez que respiras y que tu cama no extraña su piel. Pero entonces aparece, sonríe y tu mundo se desploma a sus pies.



_Espera.
Su boca se detuvo a escasos centímetros de la mía, donde había descansado un segundo antes. Me alarmé. Un miedo atroz me recorrió todo el cuerpo.
_¿Qué ocurre?_pregunté con un hilo de voz.
No me contestó. Se limitó a recorrer con su nariz y sus labios cada rincón de mi cuello. Devorándome sin prisas. Estudió cada poro de mi piel durante una eternidad. Yo cerré los ojos y le dejé hacer. Su boca dibujó con delicadeza mis pómulos. De repente, se detuvo otra vez, con sus labios a menos de un "te quiero" de los míos. Abrí los ojos.
_¿Qué ocurre?_repetí.
Me miró a los ojos. Dulce, atravesándome muy dentro. Cuando habló lo hizo con una tristeza repentina dibujada en el rostro.
_Intento clavarte en mí. Intento poder recordarte si mañana no...
Le abracé.
_Siempre estaré aquí. Siempre. No quiero que lo dudes _murmuré.
Su mirada se transformó. Lo que dijo me congeló. Mis miedos se materializaron delante de mí. Tan reales como nunca antes.
_No dudo de ti. Dudo de mí. De que mañana sea capaz de estar aquí, contigo.
Me hizo trizas.




¿Qué hago?