lunes, 21 de noviembre de 2011

Fire. Chaos.

Imagina una explosión. El segundo en que se desprende toda esa energía concentrada. La intensidad, lo breve, lo destructivo. Imagina también lo que sucede después. El caos, el desastre, la devastación total y absoluta. Eso somos él y yo.





_¿Sabes esa sensación que tienes cuando eres perfectamente consciente de que te fallará?
_Te lo dije. Te lo advertí hace semanas.
_No quería creer que había vuelto para destrozarme. Nunca me prometió nada. No es su culpa.
No, claro que no era su culpa. Era mía. Por bajar la guardia en ese segundo. Por imaginar que todo lo que me decía era real. Que él y yo éramos reales.






Ruinas.

viernes, 11 de noviembre de 2011

My kid.

Sobrevivir por si decides llamar a mi puerta. Sobrevivir porque sólo puedo vivir contigo. Con los dientes y el alma puesta en tu regazo. Y reconoces que sabe a traición. Que sabe a culpa y a necesidad. Que calma tus latidos con su corazón, con sus abrazos.
Sabes que te prometiste que nunca volverías a sentirte así en otros brazos. Y llega él. Con el mundo en su sonrisa. Y rompe la promesa. Vuelves a sentir lo mismo que has sentido antes. Pero ¿sabes qué?. No es lo mismo. Es mejor. Muchísimo mejor.




_No puedes llegar a imaginar el miedo que tengo.
Me miró. Como él sabe. Haciéndome temblar. Me abrazó.
_No voy a irme. No quiero irme. _susurró.
Fue más que suficiente.





Destino.