Que se me agotan los argumentos, y tú no atiendes a razones. Que no quiero cansarme de quererte.
_Él lo era todo para mí. Era perfecto. _susurré.
_No. Claro que no. _estalló_ ¿es que no lo entiendes?
Me pilló de sorpresa.
_¿El qué?
_Tú le hiciste perfecto. Con tu amor incondicional. Con tu venda en los ojos. Él no era perfecto. Tú le hiciste perfecto para ti.
Abrí los ojos.
Perdiendo el tiempo