Creaste de la nada un dolor que jamás creí posible, un dolor que empieza a ser parte de todo lo que respiro, un dolor que deja tantas cicatrices que ni siquiera el tiempo se atreve a curar.
Y si pudiera pedir una cosa, un único deseo, sería un susurro. Sería tu voz acariciando mi corazón. Tu voz murmurando que no pasa nada, que has vuelto, para quedarte aquí, conmigo.
_No puedo entenderlo. Te rompió el corazón.
_Yo misma se lo entregué en bandeja. Lo convertí en suyo al igual que suyo se convirtió en mío.
_Pero tú nunca serías capaz de herirle. Su corazón sigue intacto.
_Su corazón sigue aquí, conmigo. Por si algún día decide volver.
Nunca, nadie, te querrá como yo. Nadie.