Él es mi infancia. Es su alma y los restos de la mía. Es aire y asfixia. Es un latido salvaje a destiempo. Es un escalofrío en el final de mi espalda. Es una mirada en la oscuridad. Es marcas en la piel. Es un viejo sentimiento y un completo desconocido. Es un niño inocente y algo parecido a un delincuente. Él es su forma de mirarme, de devorarme. Es necesidad y desesperación. Es un te quiero que no pude creer. Es mi resaca. Es calor de un segundo y invierno de mil noches.
Él es quien nunca está. Es un quiero y no puedo. Es quien nunca debería haber vuelto. Es por quien muero.
_ Es mejor que haga como que no me has dicho nada. _dije.
Deseé que me dijera que no. Anhelé con mi vida un intento más. Solo uno.
Me miró de una forma que sé que me perseguirá durante el resto de mis días.
_No me crees ¿no?_murmuró.
Me miró. No supe qué pensar.
_No.
No de quiero hacerlo. No de demuéstrame que me equivoco. No de no me falles otra vez. No de por favor.
Me observó durante un segundo.
_Entonces será mejor que lo olvides todo.
Me sentí morir.
B.