lunes, 9 de agosto de 2010

Pretend.

Podría jugarme el pescuezo, la vida y el corazón. Sería capaz de apostar todo lo que tengo. Te preguntaría si es cierto y tú me mentirías diciendo que no. Yo masticaría tu mentira, la convertiría en una excusa perfectamente válida y me entregaría a ti. Sólo tras un nuevo amanecer sería capaz de verte tal como eres. Sólo mentira y engaños.





_Te gusta._dije sonriendo.
El poco color que quedaba en su rostro se esfumó al instante. Enseguida se recompuso.
_¿Pero qué dices?
_Que te gusta._repetí.
Su rostro adoptó una expresión neutra.
_No sé de dónde has sacado eso.
Una extraña rabia empezaba a invadirme.
_Te conozco de sobra como para saberlo. Y además, no lo niegas.
Él me miró.
_No tengo ni que negarlo. ¿Por qué crees que me gusta? No lo entiendo.
Su mirada reflejaba confusión y por un segundo creí que me confundía. Creí que eran únicamente imaginaciones mías. Me armé de valor.
_Sé que te gusta por cómo la miras.
Se sorprendió.
_¿Ah si? ¿Y cómo se supone que la miro?
_La miras como me mirabas a mí antes.
En ese instante no tuve dudas. Su mirada me lo dijo todo. Yo tenía razón.
Crash.





Suerte.

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Mirada