_Nunca me han gustado las condiciones. _respondí con frialdad.
Noté cómo me observaba durante un minuto que se me antojó eterno. Decidí no levantar la mirada del suelo.
_¿Y si nos olvidamos de ellas?_me susurró.
El cosquilleo de mi estómago se hizo más intenso.
_No serías capaz.
Levantó mi cara poniendo un dedo sobre mi barbilla. Mis ojos quedaron a la altura de los suyos. Empezaba a ser demasiado para mí.
_Por ti sería capaz de suplicarle a la luna que brillase sólo para ti.
Que ni quiero que vuelvas ni quiero que te vayas.