A veces no puedo evitar imaginarme cómo sería el dibujo que dejarían mis uñas en su espalda.
Me observó con ternura, como sosteniéndome con su forma de ver la realidad. Me abrazó, y mientras yo rezaba para que nos fundiéramos el uno con el otro por última vez, él me susurró al oído.
_Tu y yo éramos invencibles juntos. Quizás el mundo no esté preparado para eso. Aún no.
Empieza a preocuparme.
Tengo que decir que me encanta el final de tu entrada "Tu y yo éramos invencibles juntos. Quizás el mundo no esté preparado para eso. Aún no." sigo mucho tu blog.
ResponderEliminarUn beso ! :)
la entrada del dos de enero me ha matado. es genial, de veras! :)
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