Él parece feliz. Tú te alegras, te alegras mucho más de lo que creías posible. Quieres ser feliz, y mientras lo intentas, el mundo se encarga de echarte, sobre los hombros, toda la mierda que es capaz.
_No puedo creerlo. No quiero creerlo. _murmuré.
_Te juro que es cierto.
La miré a los ojos y sentí que mis pulmones habían decidido dejar de funcionar. Decía la verdad.
¿Peor?
En ocasiones, y no remotas, la verdadera respuesta está en una mirada... de ellas dicen que valen más que mil palabras. ¡Qué sabios!
ResponderEliminarTienes un premio en mi blog:)
ResponderEliminarWaaaah hasta en la forma de escribir qué miedo
ResponderEliminarPero la mejor sencación del mundo es cuando puedes quitarte todo el peso de encima.
ResponderEliminar