_Dime que quieres estar sin mí y me iré. Sin más.
Sus dedos jugaban con mi pelo. Quería gritarle que se fuera de allí. Que sin él sería todo mucho más fácil. Que no le necesitaba. Y sin embargo solo pude susurrar dos palabras.
_No puedo.
Me sonrió. No fue una sonrisa tímida, ni tierna. Tampoco fue cálida. Era satisfacción lo que se dibujaba en ella. No quería estar conmigo pero tampoco iba a perderme. Me odié.
Nuevos horizontes.
Realmente me encanta tu blog. Es extraño, se me ha ido erizando el corazón a cada palabra que he ido leyendo. Demasiados paralelismos con lo que me remueve por dentro.
ResponderEliminarPor lo pronto habrá que seguir caminando, oxigenar un poquito el corazón.
Me ha encantado. No sé si será por el fondo negro, pero tus palabras me han sonado muy profundas. Estoy de acuerdo con J.
ResponderEliminarTe sigo, pásate: http://krisweys.blogspot.com/
Un beso <3