_He decidido una cosa ¿sabes?
_Sorpréndeme. _ironizó mientras encendía un cigarro y se sentaba en un escalón. Dio una calada, la miró y una nube humo le envolvió. Había olvidado el efecto que le provocaba. Las ganas de que la comiese pudieron con ella y tuvo que fijar la mirada en algo que no fuera él. Se revolvió incómoda.
_¿Y bien?_su voz resonó en la oscuridad. Grave, pausada. Las ganas crecían por momentos pero pudo la rabia.
_He decidido que el día que me digas que me quieres será demasiado tarde.
Pude ver a su orgullo rebelarse frente a mí.
_Estás demasiado segura de que te quiero.
Hice un esfuerzo por sonreír.
_Tan segura como tú me dejas estarlo.
Hubo un segundo de silencio lleno de oxígeno contaminado por las dudas.
Y que si me duele algo dentro, no significa que quiero que tú lo cures.
La magnitud de nuestra seguridad se manifiesta de acuerdo a las reacciones de los otros ante nuestra indiferencia...
ResponderEliminarBesos