martes, 13 de julio de 2010

Cry, cry, cry.

No tengo ningún problema en admitir que fue el único que consiguió parar el mundo mientras me abrazaba. He despertado con otros, he suspirado, he sonreído. Podría decirse que incluso he enloquecido entre otras sábanas. Sin embargo, nunca, nadie podrá hacerme sentir lo que tú cuando me abrazas. Nadie.



_Cuando lloras pareces tan..._me miró con infinita ternura, atrapó una lágrima que resbalaba por mi mejilla y la deshizo entre sus dedos_...frágil.
Sentí el impulso de salir de allí, de refugiarme en algún lugar lo más alejado posible de él. Al mismo tiempo noté cómo nacía en mí la necesidad de instalarme en sus brazos durante el resto de mis días.
_Nunca he sido frágil._murmuré.
_Nunca te has permitido admitir que lo eres. Son cosas distintas.
Mi corazón notó el golpe. Justo en el blanco. Me llené de rabia.
_Tú me has convertido en esto.
Le devolví el golpe con creces. Esta vez fue a él a quien se le escapó una lágrima. Me besó en la frente, me miró durante un segundo y se marchó.
Con él se fueron ilusiones, esperanzas y todos los latidos que le pertenecían. Con él se fue mi corazón.






Debería ser feliz.

6 comentarios:

  1. Precioso!!!
    No tengo ni idea si estas conversaciones son reales o no, pero desde luego son dignas del amor más pulcro que pueda existir.

    Me encanta.

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  2. u.u
    La historia de un corazón roto que ha reconocido el amor y ahora lo deja ir , no sin antes compartir con una dulzura tan sincera, que es imposible no recordar historias personales de amores que se han ido pero han dejado mucho detrás...
    Amé esta entrada, tengo el corazón roto y diste en el blanco para regalarle un poquito a un corazón que agradece tus palabras </3

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  3. fufff, increíble lo que me ha hecho sentir leer esto...

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  4. joder precioso!
    Me encanta leerte! Me encanta identificarme con tus palabras pequeño genio de la escritura!!!!

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Mirada