Me miró demasiado fuerte. Me quiso demasiado intenso. Fue tan repentino, tan imprevisible que tan pronto como vino se esfumó. Me sentía eufórica, tanto que incluso me atreví a hablarle con normalidad. Como si nada hubiera pasado. Como él quería que fuera.
Su mirada se encontró con la mía. Atravesándome. Diciéndome todas las cosas que por un motivo o por otro no se había atrevido a decir aún. Con una mirada me dijo que me quería. Con casi una mirada me demostró que nunca lo hizo.
Es como cuando quieres alcanzar el cielo con los dedos...
que sabes que por mucho que te estires...
nunca conseguirás alcanzarlo y aún así
lo sigues intentando.
Te acabo de encontrar y me ha gustado. Siempre es un lujo tener la oportunidad de leer textos que se escriben con el corazón.
ResponderEliminarYa te sigo.
Un abrazo
Somos masocas, no hay otra explicación.
ResponderEliminarBeso!