jueves, 26 de noviembre de 2009

End.


Abril.

_¿Qué haces?_ me preguntó con aire distraído justo en el momento en el que yo guardaba de golpe el montón de folios en los que había estado escribiendo segundos antes.
_Nada_ respondí lo más inocentemente que pude.
Se acercó mirándome con curiosidad.
_¿Qué escribías?
Sonreí. Su curiosidad fue en aumento.
_Escribía una historia.
_¿Una historia?
Asentí.
_La nuestra._ susurré.
Su mirada se volvió tierna y mientras me rodeaba con sus brazos me preguntó:
_¿Y tiene un final feliz?
La sorpresa invadió mi rostro para dejar paso un segundo después a la confusión .
_¿Un...final?_ murmuré.
Me miró entre extrañado y preocupado.
_Todas las historias tienen un final ¿no?
Algo me dolió a la altura del corazón y tuve un mal presentimiento.
_Tendrás que ponerle tú un final. Yo nunca sería capaz.





Noviembre.

El sonido de un montón de folios cayendo sobre el suelo retumbó en la habitación. Su expresión curiosa e indiferente me llenó aún más de rabia.
_¿Qué es eso?_ me preguntó.
Le miré con todo el odio que fui capaz de reunir. Sabía que en cuanto abriese la boca empezaría a destilar veneno.
_Nuestra historia.
Me miró sorprendido durante un largo minuto que se me antojó eterno y habló:
_¿Y qué se supone que tengo que hacer yo con esto?
La rabia se transformó en dolor.
_Quémalo.
Me di la vuelta y salí de allí justo cuando la primera lágrima empezaba a resbalar por mi mejilla.













Déjame vivir sin hacer que me sienta culpable por respirar.

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